28/4/08

Pablo Ruiz. Entrevista.



PABLO RUIZ y vos ¿que ONDA?

El ex Festilindo que se enfiestaba con fans se reconoce medio “radiador” y se animaría a hacer un desnudo. ¡Ah bueno!

Adentro del colegio era un chico tranquilo, más bien cohibido. Pero apenas iba a Canal 13 y pisaba el escenario de ‘Festilindo’, me transformaba en una bestia sensual. A tal punto que las chicas se volvían locas por mí. Y yo que no era ningún santurrón, elegía a las más lindas y entre grabación y grabación, jugaba al ‘semáforo’ y a ‘verdad consecuencia’, detrás de los telones.

Debuté sexualmente en una gira, antes de apagar las primeras 15 velas. Fue con la presidenta de un club de fans, luego de un show en Guatemala. Nunca más la vi. Tampoco se me cruzó por el camino. Pero no debe haber quedado embarazada, porque sino me hubiese buscando por cielo y tierra. Después de ella, tuve muchas historias sexuales con fanáticas, no solo en estas pampas sino en Chile.

Aunque nunca trascendió, tuve varias entradas a la comisaría. ¿Por qué? Por distintas circunstancias. Recuerdo que en una, después hacer un concierto en un lugar de México, subimos al auto con los músicos y nos fuimos a festejar. Pero nos paró la cana. Yo estaba borracho. Entonces, nos llevaron detenidos, pero salimos enseguida porque el comisario no dudó en embolsar la cometa.

Por suerte, ningún paparazzi logró descubrirme, pero practiqué nudismo en playas temáticas mexicanas. Esto fue entre 1998 y 1999, no solo en la exclusivísima Del Carmen, sino en Miami. Estuve tomando sol y nadando totalmente desnudo. A decir verdad, me resultó muy copado y lo volvería a practicar.

También me gusta estar desnudo entre cuatro paredes. Apenas salgo de la ducha y hasta que me arreglo, ando totalmente en bolas por la habitación de mi casa o de un hotel. Es más, si hoy me sale una buena oferta para trabajar desnudo en una película, en una obra teatral o en una producción gráfica, la acepto.

Tengo problemas con las relaciones en general. Se me pegan muchos hombres y mujeres, tipo radiador. Y lo más triste es que después no sé cómo sacármelos de encima. ¿Si tengo un millón de amigos? Para nada, puedo contarlos con los dedos de la mano; lo que sí tengo, son muchos conocidos.

Siempre se duda de mi condición sexual. Me importan tres carajos lo que piensa la gente, sobre si soy homosexual o no. Y a decir verdad, no tengo que aclarar nada. Está en la intimidad de cada persona. Pero puedo afirmar que soy bien hombre y me calientan las mujeres. Entonces, ¿por qué me comporto con cierta ambigüedad? Porque debo conquistar a todo tipo de público.



REVISTA HOMBRE.

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